sábado, 23 de agosto de 2014

Significado del trabajo en Leo



En Aries, Hércules logró cierto control del pensamiento. En Tauro inició la transmutación del deseo en aspiración. En Géminis aprendió la distinción entre conocimiento y sabiduría. En Cáncer comprendió la necesidad de transmutar el instinto y el intelecto en intuición.

En Leo, Hércules se reconoce a sí mismo como individuo: el hombre autoconsciente. En este trabajo emprenderá su entrenamiento para la iniciación, ya que ésta es la última de las pruebas del sendero probatorio.

En el mito, este trabajo consistía en matar al León de Nemea, una fuerza destructiva que asolaba la región.
Hércules es el aspirante espiritual, es el alma que debe de suboordinar al León de Nemea, que simboliza a la personalidad y su cuádruple naturaleza inferior (el cuerpo mental, el cuerpo emocional, el cuerpo vital y la envoltura física)

Es este León de Nemea, el de la personalidad humana con su egocentrismo, sus deseos y su instinto autoprotector, el que sigue asolando la paz en la Tierra desde las primeras civilizaciones y al que sólo los aspirantes ya evolucionados pueden doblegar. Nuevos hombres que han surgido ya de la masa (Cáncer) y han desarrollado su individualidad (Aries, Tauro, Géminis) y doblegan todo lo que ellos mismos habían creado y hasta el momento había sido su refugio protector.

Por ese motivo, Hércules inicia la búsqueda del León abandonando las armas y argucias que hasta ahora le habían servido, para hacer valer su propia experiencia de vida. De hecho, en su primer encuentro con el León emplea su arco y flechas pero estas rebotan en el León: la personalidad no puede ser subordinada desde la propia personalidad.

Hércules encuentra de nuevo al León en una cueva de dos aberturas.

Esta cueva de dos aberturas simboliza a nuestro cuerpo mental con un extremo en su aspecto superior y el otro en el inferior. La raza aria actualmente se debate en esta cueva en la que la personalidad tiene su guarida. El aspirante espiritual debe de acceder a esta cueva bloqueando su aspecto inferior para poder así sacrificar su personalidad y someterla a la mente universal.

Es ésta una liza interior, que como el mito de Hércules, no es visible externamente y del que se surge victoriosamente cubierto con la piel del León de Nemea.

Esta piel de León que cubre al discípulo indica que la personalidad no es aniquilada sino sometida al dictado superior del alma.

Abatir nuestro Léon de Nemea supone eliminar los obstáculos que impiden nuestro despertar espiritual.

Alma Betania

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