domingo, 30 de noviembre de 2014

Significado del trabajo en Sagitario



En el noveno trabajo se le encomienda a Hércules la tarea de ahuyentar unos pájaros antropófagos que se escondían en un fétido pantano. La cantidad y la actividad de estos pájaros además asolaban la región porque impedían el paso de la luz solar.
Nada más aproximarse, Hércules es acechado por los tres pájaros más ostensibles del grupo. Éste se defiende con su garrote evitando tan sólo que su ataque fuera a más. Con flechas abate unos pocos, pero son tantos los pájaros que resulta una solución inútil
Sirviéndose de unos címbalos que batiéndolos emitían un sonido sobrenatural e insoportable, consigue ahuyentar a los pájaros, finalizando exitosamente su tarea.

Como en el trabajo previo en Escorpio, Hércules inicia de nuevo su trabajo en un fétido pantano, pero en esta ocasión el discípulo ya ha demostrado que puede vencer la ilusión de los sentidos y evitar por ello su atrayente magnetismo. Ahora el discípulo ve directamente la meta del trabajo.

Las aves devoradoras de hombres que estaban ocultas en la maleza del pantano simbolizan al conjunto de todos nuestros hábitos y vicios mentales que asolan nuestras vidas o que impiden ver el verdadero trabajo a realizar. Como las aves ocultas, no somos conscientes de la fuerza y del impacto que generan nuestros pensamientos y palabras sobre nuestras vidas y sobre el ambiente. Se ha dicho ya inumerables veces: “la energía sigue al pensamiento”.

La repetición de esos pensamientos y palabras por la humanidad ha generado desde el origen del hombre, allá por la raza Lemur, los llamados egregores. Los egregores son pues, formas psíquicas creadas por la humanidad a través del tiempo. Las aves del mito radicaban en las aguas del pantano, señalándonos que estos egregores pueden tener una naturaleza kama-manásica, es decir que los egregores son una mezcla de deseo y de forma psíquica.

Desde el momento que en un grupo de personas enfoca su atención de manera repetitiva hacia un punto determinado está generando un egregor. Los egregores influyen en nosotros a través del campo etérico y están allí como un fruto kármico que poco a poco deberemos ir diluyendo.

Por ello, cuando hablemos de karma habremos de recordar que en esencia, nosotros somos los verdaderos creadores de nuestro destino, por cuanto somos los responsables de la repetición inconsciente de formas psíquicas que determinan gran parte de lo que nos acontece a través de los egregores.

De esta forma, una acumulación de pensamientos negativos de determinado orden puede ser el origen de determinadas enfermedades pudiendo llegar a afectar a la humanidad en su conjunto, como es por ejemplo el caso del cáncer.

Un egregor no tiene por qué ser fundamentalmente negativo, podemos generar también egregores que sean positivos para el bien de la humanidad, como es el caso de algunos ya creados por las religiones, por las escuelas esotéricas, por las sociedades secretas, grupos espirituales, etc.

Pero ya sean buenos o malos, en todo caso estos egregores o formas psíquicas obstruyen nuestra visión de la Luz, como las aves de Estinfale en el mito de Hércules.

Los egregores no pueden vencerse con los instrumentos de la personalidad, como le sucede en el mito a Hércules con el garrote, no tenemos posibilidad alguna. Resulta inútil desprenderse de alguno de ellos como Hércules cuando lanza las flechas a las aves. Si realmente deseamos liberarnos como afirmaría Krishnamurti, hemos de elevarnos a un plano superior, como aconseja el Maestro en el mito “La llama que brilla más allá de la mente revela la dirección segura”.

Nos elevamos de la misma forma que nos muestra el símbolo de Sagitario, apuntando a metas indefinidas, como cuando con nuestra personalidad aspiramos sin más unirnos a nuestra naturaleza divina, apuntando hacia una senda de Luz que conduce a lo eterno. La aspiración es la fuerza con que Sagitario lanza la flecha que simboliza el antakarana surgiendo de la mente inferior tras la búsqueda de la mente superior.
Es lo que simbolizan los címbalos que hace resonar Hércules. Un platillo representa a la personalidad y el otro a nuestro Yo Superior. Además, ambos platillos están unidos por una cuerda de cuero que simboliza el antakarana. La voluntad del discípulo consigue que al unirse espíritu y forma, libere el sonido en el cuerpo etérico, la chispa que nos orienta hacia la Luz, disgregando así a los elementales de los egregores que condicionan nuestras vidas.

Sagitario es conocido como el signo del silencio. La práctica de la atención en nuestra vida cotidiana es el resonar de los címbalos que evitan la generación de los egregores más habituales, como son: la maledicencia o crítica hacia otras personas, nuestras conversaciones egocentradas, la carencia de empatía, la incapacidad de escucha, las actitudes y reacciones automáticas o nuestros comportamientos gregarios.

Esta práctica de la atención nos permitirá ahuyentar a los egregores en dos fases: en una primera vislumbramos los egregores inferiores o superiores, individuales o colectivos, positivos o negativos, que nos determinan y, en una segunda fase, desde ese silencio, seleccionaremos la actitud correcta ante la circunstancia dada.

A través del trabajo de Hércules en Sagitario comprendemos que para acceder al quinto reino de la naturaleza el díscípulo ha de restringir la palabra y controlar el pensamiento.

Alma Betania

Trabajo 9
Matando las Aves de Estinfale
(Sagitario, 23 noviembre - 22 diciembre)

Dentro del lugar de paz permanecía el Maestro, y habló a Hércules. "Oh, hijo de Dios que eres también un hijo de hombre”, dijo el Maestro, "ha llegado el tiempo de hollar otro camino. Tú te hallas ante el noveno Portal. Pasa por él y encuentra el pantano de Estinfale donde moran los pájaros que hacen estragos.

Descubre, luego, el camino para hacerlos volar de su por mucho tiempo, segura morada".
Él se detuvo un momento. "La llama que brilla más allá de la mente revela la dirección segura”, agregó. "La tarea aguarda. Tú debes pasar ahora a través del noveno Portal".

Hacia adelante, entonces, marchó Hércules, el hijo del hombre que era también el hijo de Dios.
Buscó por mucho tiempo hasta que llegó a Estinfale. Ante él se tendía el fétido pantano. Una multitud de pájaros graznaban roncamente, un coro amenazador y disonante, a medida que él se acercaba.
Mirando más de cerca vio los pájaros. Grandes y feroces y horribles eran. Cada uno tenía un pico de hierro, afilado como una espada. Las plumas también parecían como dardos de acero, y si caían, podrían partir en dos la cabeza de los fatigados viajeros. Sus garras igualaban a sus picos en agudeza y fuerza.

Tres pájaros, percibiendo a Hércules, se precipitaron sobre él. Él se mantuvo en su lugar, y paró los ataques con la pesada maza que sostenía. A un pájaro lo golpeó resonantemente sobre el lomo; dos plumas cayeron verticalmente al suelo y temblaron mientras se hundían en la floja tierra. Finalmente los pájaros se retiraron.
Hércules permanecía delante del pantano, y reflexionaba en cómo podría realizar la tarea asignada, cómo liberar al lugar de estas aves de rapiña.
Buscó muchos medios para encontrar una manera de lograrlo. Al principio trató de matarlos con un carcaj lleno de flechas. Los pocos que mató no eran sino una fracción de los muchos que quedaban. Se elevaban en nubes tan espesas que ocultaban el sol.
Pensó en colocar trampas dentro del pantano. Ni barca ni pies humanos podían atravesar la ciénaga.

Hércules se detuvo. Recordó entonces las palabras de consejo que se le habían dado. "La llama que brilla más allá de la mente revela la dirección segura". Reflexionando por un largo tiempo, se le ocurrió un método.
Él tenía dos címbalos, grandes y broncíneos, que emitían un agudo sonido sobrenatural; un sonido tan penetrante y desagradable que podía asustar a los muertos. Para el mismo Hércules el sonido era tan intolerable, que se tapó ambos oídos con almohadillas.
A la hora del crepúsculo cuando la ciénaga estuvo repleta de innumerables pájaros. Hércules regresó. Golpeó, entonces, los platillos bruscamente una y otra vez. Un estruendo y un ruido tan estridente sobrevino entonces que él mismo apenas podía soportarlo. Tal disonancia agresora de los oídos no se había oído antes en Estinfale.
Aturdidos y perturbados por tan monstruoso ruido, las aves de presa se elevaron en el aire con las broncíneas alas aleteando salvajemente y chillando con ronco desaliento. Completamente perturbada, la vasta nube de pájaros huyó con frenética prisa, para nunca regresar. El silencio se difundió a través del pantano. Las horribles aves habían desaparecido. Se vio el delicado fulgor del sol poniente, mientras éste vacilaba en el paisaje que se iba oscureciendo.

Cuando Hércules regresó, el Maestro le saludó: "Las aves de rapiña han sido ahuyentadas. El trabajo está cumplido".

sábado, 15 de noviembre de 2014

Significado del trabajo en Escorpio



Es curioso resaltar que habitualmente el signo de Escorpio viene simbolizado por una serpiente, por un escorpión o por un águila. Este simbolismo procura establecer tres grados o tres estados de la evolución del discípulo:

  • La serpiente representa al hombre atrapado en su naturaleza inferior o personalidad (cuerpo físico, cuerpo emocional y cuerpo mental), está identificado con la materia y vive una vida materialista.
  • El escorpión simboliza a un hombre más avanzado que el anterior, de forma que en ocasiones la personalidad es conducida por sus aspectos superiores. Percibe el magnetismo y la seducción de la materia y arduamente procura librarse de su engaño e ilusión.
  • El águila encarna al discípulo liberado de la materia (vuela ya) y ubica su morada en las alturas de los reinos superiores. Discrimina y comprende su propia divinidad y, por ello, es capaz de eludir el engaño e ilusión de la materia. El águila representa la consumación del signo de Escorpio porque produce la muerte de la personalidad. Por ello Escorpio también es el signo de la muerte y de la inhumación en la tierra, para ascender a las cumbres, alcanzando su cima en Capricornio.


El octavo trabajo de Hércules consistió en destruir a la Hidra de Lerna, una especie de ancestral serpiente de nueve cabezas que moraba en una lóbrega y oscura cueva de un pantano de tierras y aguas estancadas, pestilentes y absorbentes.

Las ciénagas de los pantanos por la acuosidad de sus tierras son conocidas por ser movedizas y hundir en sus profundidades cualquier ser u objeto pesado que las holle. En el mito, este cenagal representa a la naturaleza inferior de la humanidad, dormida, dejada y abandonada inconscientemente al poder magnético de todo lo material. El fangal que engulle las nobles aspiraciones y la naturaleza divina de los hombres.

La Hidra era un monstruo arcaico caracterizado por poseer nueve cabezas mortales y una inmortal. La decapitación de una de ellas suponía la resurrección doble de la cabeza. La cabeza inmortal era inaccesible hasta la subyugación de las otras nueve mortales.
La Hidra encarna los egregores generados por los hombres, todas las acciones dirigidas a la satisfacción de sus impulsos inferiores, el producto del instinto y del intelecto del cuarto reino.  La Hidra, como todo egregor, habita en las zonas sombrías de la inconsciencia del hombre. En pocas palabras, la Hidra es el Guardián del Umbral.
Sus nueve cabezas constituyen los problemas u obstáculos que ha de vencer todo discípulo. Estas nueve pruebas pueden dividirse en tres grupos:
·         Pruebas físicas: relacionadas con el sexo, la comodidad y el dinero
·         Pruebas emocionales: relacionadas con los miedos, el odio y la ambición
·         Pruebas mentales: relacionadas con el orgullo, la separatividad y la crueldad

Estas pruebas son los obstáculos que impiden la iluminación del discípulo. Cuando se superen, la Luz del Alma guiará entonces sus pasos.
Veremos con detenimiento estas pruebas en reflexiones a parte.

Resulta muy clarificador comprobar que cada una de estas tres pruebas puede combinarse con el estado de cada hombre en los tres aspectos comentados de este signo: serpiente, escorpión o águila. Por ejemplo, podemos identificarnos con el símbolo del la serpiente para la prueba física del sexo, de forma que admitamos honestamente que nuestro control sexual es débil o inexistente y somos incapaces de transmutar nuestra energía sexual en aspiración superior. O también que nos sintamos identificados al mismo tiempo, en nuestra vida cotidiana, con el símbolo del águila en la prueba mental del orgullo, de forma que nuestras acciones estén orientadas por la profunda humildad de nuestro corazón.

Antes de iniciar su partida, el maestro le proporciona a Hércules un consejo que encierra la clave para la superación de la prueba de todo aspirante en este signo:

Ascendemos arrodillándonos;
Vencemos cediendo;
Ganamos renunciando.

En su aproximación, Hércules se apercibe del peligro de sondar la tierra del pantano, viéndose hundido o, más bien, atraído al fondo de la ciénaga. Así desarrolla la discriminación para darse cuenta del aquí y ahora, del poder magnético de la ilusión generada por la materia.

Después, dedica innumerables esfuerzos para localizar la Hidra, la ubicación de todo lo causado por su naturaleza inferior. Así desarrolla la paciencia en la tarea de visualizar el origen del problema.
 
Para ello, lanza flechas de fuego a la lúgubre cueva donde residía la Hidra para hacerla emerger a la superficie, es decir, que mediante la aspiración espiritual (lanzar flechas de fuego) el discípulo puede revelar la presencia de sus obstáculos personales.

No podemos vencer nuestros vicios y hábitos cristalizados con los recursos de nuestra personalidad, pues fracasamos o los hacemos más fuertes (resurgir doble de la cabeza).
En la ciénaga le fue imposible a Hércules vencer a la Hidra.

Pero recordando el consejo del Maestro “nos elevamos arrodillándonos”, Hércules se arrodilla y eleva a la Hidra. De esta forma, el discípulo traslada los obstáculos a otra dimensión. Pero como vemos en el mito, requiere de Hércules desarrollar una acentuada humildad (arrodillarse) para vencer el orgullo de su personalidad.
Elevando sus problemas a la Luz del Yo Superior, el discípulo degrada a la Hidra, es decir, sus vicios, y la inercia de su instinto e intelecto es superada.

A Escorpio a veces se le conoce como el signo de la muerte justamente porque el aspirante asesta un golpe mortal a su naturaleza inferior. Liberado, el hijo pródigo regresa a la casa del padre.

El mito nos relata que, una vez fenecida la Hidra, surgió su cabeza inmortal. Hércules la cortó y, aún con vida, la enterró bajo una roca: la vitalidad de la naturaleza inferior aún persiste pero debe de someterse al servicio de la nuestra Voluntad Superior (roca).

Escorpio en nuestra vida cotidiana
La energía de Escorpio está saturada de oportunidades. Es un signo que nos coloca en la encrucijada de seguir combatiendo como siempre o confrontar la vida desde un ángulo diferente.

Escorpio es tenaz y perseverante. Si con un embate librado a la vieja usanza el discípulo se cree victorioso pronto se dará cuenta de su fugaz dicha. Es como si la energía del signo no quisiera perder un segundo de su tiempo. Los obstáculos se presentan incluso a tropel. El discípulo confronta la vida desde su Yo Superior o sucumbe en el devenir de sucesivas victorias y derrotas. No existe un punto neutro, el aspirante o el discípulo es impelido a moverse en una u otra dirección. Tampoco hay tiempo ni espacio para la adaptación o la resignación.
Por ello, el primer paso va a consistir en discriminar la situación, en darnos cuenta de lo que está acaeciendo. Después, con humildad hemos de aceptar que no podemos liberarnos de esas situaciones como hasta ahora habíamos hecho, necesitamos un nuevo enfoque para el que no estamos preparados. El reenfoque, la aceptación, la Luz… van a transportarnos a una realidad y valores profundos y perdurables.

En la rueda del zodíaco, en el signo de Escorpio se induce al aspirante a trabajar en sentido inverso a las agujas del reloj: de Aries a Piscis por vía de Tauro, en vez de trabajar como el hombre común, esclavo de su naturaleza inferior, en sentido retrógrado desde Aries a Tauro vía Piscis.

Fruto de nuestra renuncia arribamos a Sagitario exhaustos pero victoriosos.

Alma Betania

domingo, 9 de noviembre de 2014

Plenilunio de Escorpio 2014, por Joanna García Blasco

Si bien las características de este Signo son difíciles y traumáticas, Escorpio consigue llegar hasta lo más profundo de nuestras entrañas causando una profunda reorientación de lo que han sido nuestras vidas captando intensamente el significado de nuestro paso por la Cruz Fija de los cielos.

Es fácil de entender que necesitamos el alimento para tener energía y movernos, pero ¿Pueden las emociones descontroladas convertirse a través de crisis en una actividad mental que nos lleve a saber discernir para sobrevivir?

Todos en ciclos determinados nos hemos dejado seducir y dominar hasta vivir, morir o matar por determinadas pasiones. ¿Después de esas catarsis esa fuerza pasional no puede llegar a transmutarse en elevadas aspiraciones?

En épocas no muy lejanas el ansia de posesión, de lujos y de poder, estaba al alcance de un número determinado de personas poderosas. En estos momentos esa posibilidad de adquirir esos dudosos dones,  está al alcance de muchísimas personas y la lucha por conseguirlo, ha sido una de las pruebas en las que más seres se han desviado del camino elegido. La sociedad durante décadas lo ha puesto fácil. El confort, la comodidad….todo se puede adquirir y con ello una falsa sensación de poder y cierto menosprecio sobre quien no tiene el mismo nivel. Solamente el hastío que se siente cuando todo lo material ya no satisface, devuelve al ser humano que se siente vació y perdido al punto que decidió.

El Eje Tauro-Escorpio está dominando el mundo y posiblemente sea necesario que todo esto suceda para que las cicatrices estén fuertemente grabadas, ya que es la única forma de saber que se ha salido triunfante de alguna de las innumerables batallas que todo discípulo ha de vivir.

Los países pactan más por temor e interés  que por alianzas que puedan ayudar a quienes tienen el sagrado deber de proteger. En un mismo campo de batalla, encontramos que una parte posee armas que les han llegado de un poderoso país, mientras se comprueba que la otra parte posee las mismas herramientas suministradas por otro país igualmente poderoso, creándose así una exportación de dolor y muerte.

Otra de las pruebas de Escorpio es el poderosos afán por el dinero que se ha convertido ya en una enfermedad para la que tampoco parece haber vacuna. Sucede en todas partes, pero en mi país esa enfermedad aumenta día a día con signos cada vez más fuertes y eso es positivo; doloroso sí, pero positivo, porque cuando el desequilibrio y la desigualdad son tan patentes, el temor que normalmente tienen las masas puede dar paso a la debida exigencia por lo justo, haciendo uso del discernimiento que es otra de las pruebas a desarrollar en este Signo. Recordemos que si bien Marte es el Regente exotérico y esotérico de escorpio, Mercurio lo rige jerárquicamente, fomentado ese discernimiento, sin olvidar la influencia de Urano.

La Fuerza de esas nueve pruebas que se han de vivir a través de las energías del Signo, se están experimentando con una fuerza más severa e ineludible debido a la presencia de Saturno en Escorpio formando un trígono de Elementos con Plutón en Capricornio.

Impresionante es el trabajo que estos planetas junto con Urano están realizando sobre nuestra humanidad.

Plutón es una energía mental profunda y transmutadora y aun cuando lógicamente ha estado siempre en su lugar en el Cosmos, se ha producido su descubrimiento por el hombre y conocido intensamente su efecto cuando la mente de millones de personas han experimentado una expansión.

Posiblemente ese despertar proviene por efecto o consecuencia del bendito trabajo hecho por grandes discípulos a finales del Siglo Diecinueve, cuando se rasgaron niveles o éteres que han permitido ese desarrollo mental.

Escorpio es en síntesis: Prueba – Experiencia – Triunfo

Marte a través del Sexto Rayo crea devoción o fanatismo, ideales, Fe y Marte es el alter Ego de Plutón el cual ayuda aunque en forma algo traumática con su Primer Rayo que debilita el exceso de potencia de la personalidad, haciendo sentir cada vez más el anhelo hacia el alma.

El sentimiento del odio –difícil prueba- es en realidad la más o menos dilatada negación del amor. En su momento adecuado la repetición de las pruebas de Escorpio, conseguirá que esa emoción negativa, se eleve a un arco superior y se convierta en amor. El mundo cambia continuamente y las facilidades en la comunicación permiten que el conocimiento y la sabiduría lleguen a todos los confines.

También Escorpio nos habla de la separatividad y dada la energía que fluye desde el firmamento, en estos importantes momentos que estamos viviendo, cualquier proyecto que contenga en sí ese sentimiento, deberá cambiar las energías de sus conceptos para poder lograr sus objetivos.

Hay una parte muy bella en los Trabajos de Hércules que define muchas cosas. “Hércules tenía que ver a la hidra como un monstruo, no como una bestia con nueve cabezas distintas. Cuando finalmente se ocupó de ella como una unidad, logró la victoria”

Y esto es un trabajo totalmente personal de cada uno de nosotros, porque si con suerte hemos visto –no digo vencido- a alguna de esas cabezas, hay otras que no vemos siendo ellas las que llevan el control.
Marte en Escorpio es fuerza y anhelo. El Sexto Rayo puede ser profunda devoción. Si fuera posible mantener esas Luces y Cualidades centradas en lo superior, en lo real, este mes podría ser un mes mágico. La Magia se relaciona con Escorpio y en este Signo encontramos a Antares una estrella roja, la más roja en los cielos simbolizando el deseo por lo superior, por lo divino.

Escorpio es el Águila libre y triunfante que desde los cielos vive fuera de la limitación del espacio y del tiempo.

Unido al Sexto Rayo y Cuarto Rayo mencionados, hemos de contemplar en respetuoso silencio que nos llega un Segundo Rayo desde Sirio. T. Saraydarian nos dice entre muchas cosas bellas que Sirio es el Ángel Solar de nuestro Logos Solar. Es también la estrella de la iniciación y su energía fluye a través de Escorpio. Es un mes de silencio, Es un mes de profundizar en el misterio de la luz, sin distraernos para evitar que la oscuridad actúe.

A.A.B. dice “mantén tu ojo en el águila; haz descender el fuego: no mires a la tierra, céntrate en la divinidad.
Que esos divinos anhelos fluyan como un manantial a través de todos.

Con amor

Joanna García Blasco

Escorpio 2014, por José Enrique Hueso

Cada signo representa una forma de hacer las cosas, unas prioridades diferentes, resolución en Aries, paciencia en Tauro, relación en Géminis, creatividad y seguridad en Cancer, valor en Leo, trabajo bien hecho en Virgo, para Libra el equilibrio y su preocupación por la equidad es importante, otra caso es que estas prioridades se consigan, que basta para que busques algo, para que lo tengas más difícil.

Pero Escorpio representa una forma de hacer las cosas un tanto particular, se nos dice que Escorpio representa el ganar renunciando, el vencer cediendo.
Normalmente aprendemos el significado de estas palabras después de haber llegado al agotamiento físico, haber caído arrodillado impotente ante la hidra.

Hemos agotado todos nuestros recursos, físicamente no podemos más, ni anímica, ni mentalmente, hemos agotado todas las ideas, luchado con todas las armas conocidas, ni siquiera el amor y la compasión nos han servido, una vez más nos vemos derrotados, preguntándonos cómo podemos haber fallado con la trayectoria de éxitos del pasado, con el despliegue de ideas y recursos.

Escorpio no es cualquier signo, ya sabemos que una personalidad de este signo necesita experimentar hasta el final, no le basta que le digan que al final del camino hay un precipicio, necesita caer en él, necesita experimentar la experiencia en todos sus límites.

Las claves que aporta Escorpio son importantes, gran parte de los problemas que enfrenta la humanidad
individual y colectivamente, y sobre todo los problemas estancados cómo las guerras crónicas, tienen parte de causa en no comprender las "claves Escorpio".

Como identificar cuando estamos ante un problema que requiere usar estas claves:
Cuando por mucho que hagamos perdemos, cuando cada vez nos sentimos más débiles.

Un problema que ha de ser resuelto con estas claves crece ante nuestra resolución de lucha, incluso aunque sea con armas de amor, nos sentimos cada vez más débiles al tiempo que crece el problema.

La clave es la renuncia a usar lo conocido, ofrecer el problema a nuestro yo superior, arrodillarse y usar la poca fuerza que nos queda para elevar el problema a instancias superiores.

Es una clave importante ya que nos obliga a ascender en nosotros, tenemos que buscar una trampilla más en lo más alto de nuestra cabeza y subir un piso más, ver las cosas desde más altura.

Esta ascensión se logra al comprobar nuestra incompetencia con los recursos conocidos, renunciar a esos recursos y elevar nuestra circunstancia a nuestro yo superior.


José Enrique Hueso

http://joseenriquehueso.blogspot.com.es/